- Mantén una rutina
- Cuida tu salud
- Inicia un pasatiempo
- Regala tu tiempo
- come saludablemente
Piensa en un gran cambio que has tenido en tu vida. Mudarte de la casa de tus padres cuando llegaste a la adultez o cuando tus hijos se fueron de la tuya, mudarte de país, cambiar de puesto en el trabajo o enfermar. Seguramente fueron días llenos de duda, entusiasmo, tristezas, miedos – es decir, toda una gama de emociones entremezcladas que te acompañaron mientras pasabas por un proceso de adaptación. Esa montaña rusa de emociones puede generar malestar y es normal pues todo cambio – incluso los positivos – genera estrés. Pero cuando el cambio lo percibimos como negativo, la tensión es aún mayor.
Perder el trabajo es catalogado como un evento sumamente estresante en la vida. Estar en el momento en que buscas trabajo por primera vez, sin éxito, tiene un efecto muy similar. Y, claro, lo primero que viene a la cabeza son los miedos financieros. Es fácil reconocer que el desempleo genera malestar cuando, seguramente, la mente de quienes lo viven está preocupada sobre cómo pagar cuentas, cómo velar por sus dependientes, cómo llevar el día a día. Pero el problema es mucho más profundo de lo que salta a la vista.
Nuestra profesión, lo que hacemos, ayuda a definir quienes somos. Cuando te describes, seguramente dices algo como: “soy un hombre de 30 años, soltero, abogado de profesión y me gusta jugar baloncesto”. Perder el trabajo es perder parte de quien eres; es una buena sacudida a tu mundo interno. El trabajo, además de brindarnos seguridad y rutina, nos abre oportunidades para expandir nuestra red social, trabajar con otros, y sentir que ocupamos un sitio que es valorado por otros. Todo esto lleva a que el desempleo, más allá de preocupaciones financieras, nos puede llevar a una baja en autoestima, ansiedad y hasta depresión.
Entonces, ¿qué hacemos para mantener equilibrio emocional mientras salimos de esta incómoda situación? Aquí te paso unos datos:
1. Cuida tu salud: No te olvides que salud mental sigue siendo salud, a secas, sin apellido. Tu mente es parte de tu cuerpo así que si no lo cuidas, es normal presentar dificultades emocionales. De hecho, la población desempleada muestra mayores tasas de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, y hasta de lesiones (accidentales y no accidentales). Todo esto como consecuencia de que, al encontrarnos sin oficio, empezamos a ser menos activos, comer peor, sufrir de insomnio, etc. Así que, no olvides mantener, o incorporar si ahora no lo haces, buenos hábitos en tu día a día.
2. Mantén una rutina: Las rutinas nos dan estructura, disminuye incertidumbre y nos dan una sensación de control. Adicionalmente, comprometerse con algo te ayuda a seguir motivado y sentir que estás alcanzando metas diarias. Además, la rutina no tiene que ser compleja ni inflexible. Se trata simplemente de tratar de levantarse y acostarse a horas similares, incorporar actividad física, cumplir con tareas en el hogar, etc.
3. Inicia (o aumenta) un pasatiempo o actividad social: Evidentemente es importante invertir tiempo en la búsqueda de empleo pero tampoco es saludable dedicar todas nuestras horas de vigilia a una sola cosa. Este momento podemos aprovechar para perfeccionar, adelantar o culminar otros proyectos que hemos hecho y que gozamos. A través de los “hobbies”, podrías re-descubrir pasiones o cosechar nuevas habilidades mientras mantienes la mente ocupada sanamente.
4. Regala tu tiempo: Ahora el tiempo te sobra y, aunque también tienes necesidades que no se están cubriendo, hay otros que siempre tienen menos que tu. Una vez culminada la parte de tu rutina diaria dedicada a buscar trabajo, haz voluntariado. Dar nos aumenta la autoestima, nos ayuda a conectar con otros, y nos recuerda practicar gratitud. Lo mejor es que tu decides qué quieres hacer y cuánto tiempo quieres dedicarle – sin presiones – y no se ve nada mal en tu CV ;).
5. Usa el tiempo para pensar: Por último, recuerda que nunca está de más repensar y considerar el o los caminos que hemos escogido. Ya que te has visto forzado a buscar nueva chamba, piensa: ¿Qué es lo que quiero de mi profesión? ¿Qué aporte quiero hacer en una organización o emprendimiento? ¿Estoy buscando trabajo en el área que realmente me apasiona? Quien quita, de pronto este momento te va ayudar a ubicarte en una situación donde encuentras más propósito en tu vida.